hay que marchar sin ruido"
Alfa Ibrajín Sow
*
Y se anunció mucho antes aún de las primeras luces de la aurora:
Sería una larga y negra noche. Chirriaban los frenos de la prudencia.
Los nervios se encrespaban en los picos acerados de las sierras
y ya se helaban, en las oscuras cavernas del sueño, mil canciones...
luego cada cual destapó la espita de sus cóleras en el aire desnudo;
cubrió de claros y relucientes escupitajos su encristalado escaparate;
y escondió las bridas en el sótano para desvergüenza de su mano;
por fin las ideas se volvieron glaciales y pesadas como el mármol;
por el contrario los pasos levitaban cautelosos como el andar de los felinos;
los nervios se encabritaron rechinando en los dientes de las sierras;
abandonaron encolerizados los bocados de la tímida prudencia;
y, como se anunció mucho antes de las primeras luces de la aurora,
la noche que ha llegado es tan escura que hay que andarse con cuidado.
Y se anunció mucho antes aún de las primeras luces de la aurora:
Sería una larga y negra noche. Chirriaban los frenos de la prudencia.
Los nervios se encrespaban en los picos acerados de las sierras
y ya se helaban, en las oscuras cavernas del sueño, mil canciones...
luego cada cual destapó la espita de sus cóleras en el aire desnudo;
cubrió de claros y relucientes escupitajos su encristalado escaparate;
y escondió las bridas en el sótano para desvergüenza de su mano;
por fin las ideas se volvieron glaciales y pesadas como el mármol;
por el contrario los pasos levitaban cautelosos como el andar de los felinos;
los nervios se encabritaron rechinando en los dientes de las sierras;
abandonaron encolerizados los bocados de la tímida prudencia;
y, como se anunció mucho antes de las primeras luces de la aurora,
la noche que ha llegado es tan escura que hay que andarse con cuidado.
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