jueves, 30 de noviembre de 2006

Iswe Letu: ¡Dadme pólvora y fusil!



Como no me gusta el césped de la derrota, pensando y soñando, quedé para errar por la sabana... Y en ella y en esto estaba: rumiando, meditando, reflexionando, ensimismándome... bueno, como queráis decirlo: soñando y pensando... cuando se me quebró la certeza, único báculo de apoyo que tenía.

De modo que me quedé tan sólo con palabras que se me adherían pastosas al cielo de la boca, y me bailaban en la cabeza preñadas de dudas. Y ya, cojeando en el camino, con la mustia flor de la tristeza en el rostro, pedí a gritos: ¡Dadme pólvora y fusil: mañana partiré! Fue sin convicción y por inercia.

No sólo volveré a vagar por la sabana -añadí- sino que llegaré hasta los países más lejanos para tratar de explicarme el por qué de tan dramática rotura. Pondré -proseguí- al desnudo, en primerísimo lugar, hambre y miedo, miedo y hambre que, hoy por hoy, rompen con facilidad las telarañas del sueño...

Y mas, ahora, cuando las babosas, que con la escarcha del otoño, se han reproducido como setas tras el muro derruido, están destruyendo, voraces, lo que aun queda en las huertas del octubre.

--¡Dadme pólvora y fusil -repetí mas convencido- mañana partiré! Lo juro, fue por inercia en un principio. A nadie le gusta morder el césped de la derrota. Comenzaré otra vez la vida, dispuesto a la pelea. ¡Qué se le va a hacer!: no hay más remedio. Yo no he inventado la necesidad de defenderse.


Iswe Letu: Basta de tristeza


Llevaba días sumido en profundas preocupaciones por el porvenir de la humanidad y por mi propio porvenir. Estaba sólo. En la soledad más absoluta, -pensaba. Más solo que la una. De pronto hallé una salida: ¡la caza!.

--¡Basta de rendirse a la tristeza! -me dije- "A buscar pájaros voy. // Y conmigo llevo las ganas. // En una mano la trampa // y en otra el dardo y la malla." -fui cantando con gran alegría por el camino.

Y en esto, apareció ella. Ella que era todo un jardín arbolado, fragante y florido. Bajo su enramada me paseo. Pero he guardado respetuoso silencio, sin revelar a nadie la más mínima palabra.

El murmullo de las hojas fue tan dulce como el sabor de sus labios. Era... creo que ya lo he dicho... lo volveré a repetir: un jardín frondoso, fragante y florido.

Luego al agua nos deslizamos. Y del agua salimos con el pez encarnado entre los dedos; pez que, brillando, temblaba entre los dedos.

¡Ah!, jamás me cansaré de repetírtelo: eres un jardín arbolado, fragante y querido. Bien sabes que bajo tu enramada, dichoso me paseo; y que siempre guardaré respetuoso silencio, sin divulgar palabra alguna... ni gesto tan siquiera.

--"A cazar pájaro fui. // Y conmigo llevé las ganas. // Y en una mano la trampa // y en otra el dardo y la malla." -volví a cantar recordándolo.

¡Qué alegría cuando apareciste tú!; tú, que eres un jardín frondoso, fragante... y querido por demás. Suelo decir muy a menudo: a la melancolía, ¡nunca más me rendiré!

Lo decía... hace algún tiempo... Pero rompió el círculo la cacatúa y se acabó el silencio y el jardín. Ahora vuelvo a sumirme en profundas reflexiones, por el porvenir de la humanidad y por mi propio porvenir


miércoles, 29 de noviembre de 2006

Quésac - Quebec

Detenidos en Quésac tres presuntos miembros de ETA.

Yo habia leído:
Detenidos en Quebec tres presuntos miembros de ETA.

¡Curiosa confusión!

Iswe Letu: Octava Real

¡Maldigo la fuerza escura
que impulsa nuestro destino,
en pos de un amargo sino
lejos de nuestra tierra
que nos ama y que nos cierra
vereda de "cierza " y vino!

Iswe Letu: Europa y los Negros

A
Europa
los negros
desnudos
vinieron
cantando.

Y
de
Europa
se fueron
desnudos
llorando.

Iswe Letu: Tan profundo, tan profundo, tan profundo

La intención del poeta es que lo entiendan; o no, quién sabe.

Pero el poema es tan oscuro y la oscuridad tan lírica como pozo profundo de mierda.

Y a la superficie no llega el hedor.

Tan profundo, tan profundo, tan profundo... que no se le ve el fondo

Necesita, además, dos lecturas: al estar hecho con segundas.

Una humareda de palabras mentirosas quiere esconderme el rubor del alba.

Venid al alba, de madrugada, traedme, una brisa esperanzada, solamente.


Iswe Letu: El sabor del habano

El sabor del habano me compromete

y me esclaviza un poco más...

históricamente.

Iswe Letu: Lamento del blu

Cuando prendí el primer pitillo,

ignoraba el triste y desconsolado

lamento de los blues,

Iswe Letu: Ninguna agria alcocarra

"Siempre pensé en volver a la..."

Estaba escrito en un sobre sin cerrar.

Nada mas.

Esas fueron las últimas palabras.

Y murió. Antes de terminar la frase.

Sin ninguna agria alcocarra en el gesto.

Mas tarde comprendería todo; por eso puso en su lápida:

"Siempre pensó en volver a la tierra"

Lo fueron matando, poco a poco, a lo largo de los años:

y ni siquiera cogió un palo para defenderse.


Iswe Letu: Tolerancia // Respeto

Estaba en un mar de angustias:

que si el paro, que si la vivienda...

en fin, nadaba en el negro porvenir

y cada camino que tomaba, al azar,

le salían, al paso, los cuchillos

de la Tolerancia y del Respeto.

Iswe Letu: MacDonal // CocaCola

Estaba escrito en la pared con un color sospechoso:

"Macdonal tiene una escatológica mayúúúúúúúscula
y Coca cola la tiene tambiééééééééééééééééééééén.

Por eso a diario hacemos torres de caneeeeeeeeeela".

Iswe Letu: Diálogo Filosófico

-- ¡Oh, Oaxaca!, enciendes mi rebeldía...

-- Tus versos no visten; son, además, demagógicos.

-- Lo digo como lo siento.

-- El sentimiento tienes razones que la razón no entiende.


-- ¡Ah, siento en este caso la razón de la demagogia!

Iswe Letu. Esquema

Esquema cómodo:

yo arriba, tu abajo

Iswe Letu: Los parados están parados

--¡Cómo cambian las cosas!: en la tolerante Francia los parados asaltan los mercados, levantan barricadas y se enfrentan a la policía.

--En la que intolerante España los parados hacen honor a su nombre y están parados, por eso lo son de verdad ¡Cómo cambian las cosas!

Iswe Letu: EL REY LLORÓ

--¡Qué notición! : el rey lloró.

--¿Fue por hambre? ¿Fue por frío?

--No, de simple felicidad

--¡Qué ternura! ¡Qué bondad!

José Mª Amigo Zamorano: El amigo, el compañero, el camarada eunuco

El amigo eunuco

Es un día cálido, soleado, transparente. Y sin embargo estamos solos. Las ventanas desconsoladamente abiertas o cerradas. Y el silencio ¡ah, el silencio!... solo transgredido por las canciones de las fiestas interiores; esas que no cuentan para la Patraña con mayúscula.

Por encima de las canciones de la fiesta recojo piedras, lanzas, azagayas... preparándome, como tú, que haces el mismo gesto de decisión en la esquina de la calle; apostado y dispuesto a aprovechar la dirección del viento para no errar el blanco... Y el silencio... ¡siempre el silencio!... solo roto por el barco que se va del puerto... (taponaba nuestras gargantas ansiosas de gritar)...

Nos miramos, y sin decirnos nada, de común acuerdo... nos brota una canción de alabanza al barco que leva anclas. Nadie en cubierta. Por cierto ... su sirenita nos saluda, ahogando así el zapateo de las tristes marionetas.


Se va el barco y también se nos va el amigo... ¡qué dolor tan intenso nos produce contemplarlo!... el amigo de toda la vida... el compañero, el camarada de toda la vida... ¡Increíble!... Se va volando con las langostas, a mediodía, cuando las golondrinas, para edificar su nido, se quedan a recogen barro en la orilla del río... ¡Maldito!...


Pero nos viene otro... Asi que... ¡que se joda y se muera!... Otro muy singular al que amaremos de todo corazón... ya que nada tenemos que decir, sino elogios, del camarada eunuco... que recibe a los caballos lanzándoles canicas... como nosotros, por encima de las canciones de la fiesta...


José Mª Amigo Zamorano: Un rojo muy señoritingo


Entran los rebeldes en el Palacio del Gobierno. Venían temblando, ateridos de frío. Miran en derredor, deslumbrados. El rojo enciende detalles que calientan el ambiente de un día que, en las afueras, estaba bajo cero: vestidos de gasa y tul, sillas tapizadas de rojo terciopelo, grandes sillones, botas y bolsos rojos, pulseras de oro, arañas de diamantes, abrigos de visón, bandejas de plata, mesas de caoba, bolsos de piel de cocodrilo...

-¡Dios mío! ¡Qué salones! Dignos de la Reina María Antonieta...

Todo, todo, todo... rinde humilde homenaje a la hambrienta sobriedad de los maestros de Oaxaca.


Entran las señoras y señores voceros del Gobierno. En los labios un toque de brillante transparencia, que no de tolerancia, deja adivinar el lápiz de labios que han usado frente al espejo. Se sientan una tras otra. Luego uno tras otro. Colocan a un lado sus bolsos. De manera que sigue creciendo la personalidad y el estilo. Y vienen cargados de sorpresas.

--Personalidad, estilo y sorpresas, pueden ser embajadores de esperanza.

--¿Confías en los bolsos rojos? Si es así es que eres un sectario del color rojo. ¡Pura estupidez! ¿No?


Iswe Letu: Pura trascendencia


Se queda mirándolo. Es puro magnetismo. Sus destellos dorados brillan con luz propia a cualquier hora del día. El sueño de una vida...

Se deja seducir. Se acerca. Lo acaricia...

--Momentos como estos dan sentido a mi vida, murmuró mirándolo con tierna fijeza, casi con arrobo... al diminuto frasco de perfume.

martes, 28 de noviembre de 2006

Iswe Letu: Invasión de Irak... por cojones

--"Entra en el pueblo como un enjambre de langostas" y lo devora todo.

 --¿Por qué?

--¡Anda!: es un vencedor.

--Pues a eso no hay derecho.

--Si bien se mira: es un derecho torcido.

--No seas gracioso.

--Soy realista.

--Es como no decir nada.

--¿Qué no?... Pues escucha: entró en el pueblo como un enjambre de langostas y arrasó con todo lo que quiso, porque le salió de los mismísimos...

--¡Ah!, no sigas, ya sé: es cuestión de cojones.

--Cojones, lo que se dice cojones, es un término demasiado elevado....

De cojones armados, eso sí.

José Mª Amigo Zamorano: Sobre 'RADIOGRAFÍA DE LA PAMPA'




Esta inmensa Argentina de tres millones de kilómetros cuadrados a donde se han refugiado miles y miles de españoles, italianos, judíos, alemanes… que ha producido a Evita Perón, al Che Guevara, a los ‘gorilas’, ‘montoneros’, ‘piqueteros’ y al ‘corralito’, entre otras muchas cosas, atrae como un imán y más, ahora, cuando, su máximo gobernante, parece plantarle cara a las multinacionales con el ‘buche’ a la cabeza.

Y a mi me ha atraído, personalmente, desde cuando la revista Índice reprodujo un párrafo, allende el tiempo de ‘mi juventud más joven’, del ensayo ‘Radiografía de la Pampa’ de Ezequiel Martínez Estrada. Recuerdo que esas líneas me produjeron una fuerte impresión. Semejante a cuando, en el Museo del Prado, vi por primera vez unas pinturas de maestros holandeses. Han pasado bastantes años y aún lo tengo grabado en la memoria: iba yo contemplando las salas de los pintores clásicos españoles Goya, Velázquez… cuando, de pronto, recibí como un golpe de luz que me… no sé cómo decirlo… hizo casi daño, daño en el sentido de que me extrañó. No me eran familiares. No que no fueran reales, sino que no eran de mi tierra, de lo que yo mamaba a diario. Comprendí, de golpe, bien joven, que cada pueblo se hace, a lo largo del tiempo y en un lugar concreto de la geografía del mundo, su propio estilo. Va creándose así mismo. Nada extraño por otra parte, pues el arte como la literatura es un reflejo de la realidad. Lo mismo que esas mujeres coloradas, bien comidas y bebidas, que aparecían en los cuadros, eran una copia de las mujeres holandesas que trajinaban por su país.

De modo que, ahora, acicateado por la actualidad política decidí, por fin, un poco tarde, leer ese libro con la intención de conocer algo Argentina y, de paso, ver el por qué de mi juvenil extrañamiento.

Llanura inmensa, la pampa desafía nuestro entendimiento. Hay que verla para creerla. Y los hielos antárticos y la altísima cordillera de los Andes, para más INRI, a los lados. La vista se pierde en la lejanía, los ojos se marean, se empequeñece y se anonada el espíritu. Solo queda aguzarlo y apoyarse en el testimonio que dan sus vestigios, las huellas del pasado en el personaje más importante: El Tiempo Inmemorial. O las reflexiones de los que participaron activamente en la construcción de su edificio, ante la imposibilidad de recorrerlo personalmente; no solo por no poder ir sino porque, aunque pudiéramos acercarnos físicamente, siempre quedarían rincones, pequeños o grandes, lugares recónditos, ciudades, veredas, microclimas,… que se nos pasarían inadvertidos. Repetimos: no en vano, son tres millones de kilómetros cuadrados. Así planteado, no hay más remedio que comenzar la andadura por lo primero, por la descripción de la tierra desnuda, lo que, en el ‘Canto general’, Neruda, el poeta chileno, ‘navegante que volvió de los mares’, denominó ‘América sin nombre’. Pues eso… Argentina sin bautizar primero, luego su posesión por el hombre, su colonización y, finalmente, el intento de descubrir las caras y las aristas de la cristalización hecha durante el proceso histórico, con el objetivo de que se nos revele el alma colectiva del pueblo con sus defectos y virtudes. Sobre todo sus defectos.

Eso es, a grandes rasgos, lo que hace Martínez Estrada en su ‘Radiografía de la Pampa’. Introducirse en las páginas es como meterse en Argentina: ver desfilar, ante nuestros ojos, plantas y animales, cosas y personas; tantas y tales, que, a veces, nos extrañamos de lo que pasa y tenemos que alzar la vista y mirar alrededor, para no perdernos, ante el cambio de perspectiva: lo que antes era casi aérea, baja de pronto a ras del suelo. No es que haya descripciones así, ni nada por el estilo, da esa impresión; quizás porque, inmersos en espacios colosales, nos sorprendemos, a nosotros mismos, repentinamente, contemplando a una mujer que sale de casa dirigiéndose al trabajo; al tahúr, jugándose el poco o mucho dinero que tiene a la lotería; al rico, mandando construir una mansión enorme en medio de casas miserables o rascacielos enormes; o mirando un microcosmos de calles, casas y fachadas singulares; aquí, nos pone la carne de gallina el manejo del cuchillo y su arte del degüello; y no bien hemos dejado al guapo del barrio, con su navaja, nos damos de bruces con el compadre y el guarango; acá, nos encontramos con el jesuita que aprende guaraní para transformarse en agitador incitando a los indios a la rebelión; ahí, acudimos a la catedral, recargada de ornamentos, pura fachada que esconde los miedos bajo toneladas de pinturas, esculturas y bajorrelieves, ajenas al misticismo y la oración recogida con el dios de cada cual; allá, asoma el funcionario sin cortapisas, el militar salvapatrias haciendo de su capa un sayo, porque sí, porque le sale de los cojones; acullá, el obrero uncido a la máquina que apenas sabe manejar; o, como si de un parque jurásico se tratara, vemos a los dinosaurios pastando en la pampa; para, a continuación, dar un salto de millones de años entre rebaños de caballos y vacas, camino de los pastos o del matadero, guiados por gauchos; en fin, niños, chacareros, banqueros; comerciantes, estancieros; emigrantes, jornaleros; pobres, ricos; indios, mujeres; políticos… Todos tristes, infelices, sin fe, sin proyectos, sin pasado… solos.

‘Radiografía de la Pampa’ es uno de esos libros al parecer completos. Abarca desde la geología hasta los estados del alma. Quizás un poco repetitivo, reiterativo, circular, pero sin monotonía. Aparentemente caótico, encierra, sin embargo, una estructura con voluntad de síntesis y análisis. Y el hecho de estar dividido en 6 partes y cada parte en 3 capítulos sugiere, a algunos lectores, una construcción matemática cuya expresión literaria adquiriría la forma de una asociación de la lógica con la poesía; poesía encarnada en él mismo que es la norma, la regla y el cedazo con que criba lo ve.

Y ahí radica, creo, su debilidad como ensayo científico y su grandiosidad como ensayo literario. Efectivamente, puede que no esté uno de acuerdo con toda la explicación que da de la historia argentina; y menos con su planteamiento ideológico, un tanto irracionalista. Por algo su filósofo preferido fue Simmel. Pero eso es lo de menos cuando de una obra de literatura se trata y no de un manual de filosofía. En cambio, de su manera de escribir, de sus frases alargadas y apretadas como ‘la vegetación se aprieta en una solidaridad de rebaño abandonado’, de sus párrafos enormes, de su estilo, lleno de chispazos como el del cuchillo que ‘exige el recato del falo’, ¿qué se puede decir?… A pesar de que el idioma es el mismo: el castellano; y las palabras las mismas: las de Castilla…; algo hay, en él, que nos revela, por las formas y los engarces de los vocablos utilizados, y por las mismas palabras, que, aunque el idioma, originalmente, haya venido de España, como vino, ha adquirido ya otros valores, calores, olores… ‘maderas combustibles que se evaporan en fuego, como los ríos en aire’. Por eso choca. Choca esta inmensa y densa ‘Radiografía de la Pampa’. Junto a ‘Facundo’ y ‘Martín Fierro‘ constituye, según afirma Gregorio Weinberg, ‘uno de los libros fundacionales de la literatura argentina y latinoamericana’. No por casualidad terminó Martínez Estrada viajando a Cuba, alabando su revolución y escribiendo una biografía monumental de José Martí otro de los grandes poetas continentales.

En fin, Ezequiel Martínez Estrada, desde su ‘corralito’ argentino, fue un gallo que lanzó, en 1933, este amargo y pesimista canto al alba americana y hoy resuena en todo el mundo. Lo hemos leído con gusto y desde luego nos ha ayudado a entender un poco su más reciente historia protagonizada, sangrientamente, por ‘gorilas’ asesinando ‘montoneros’ y hasta robándoles sus hijos.


José María Amigo Zamorano es escritor y maestro.


(COPIADO DE LA PÁGINA WEB 'EL GRITO' DE LA EDITORIAL 'CELYA')

Iswe Letu: Poli Negro y Ultra Francés



-"Un policía negro mata a un ultra francés", titula el diario ABC.


Y, ¿por qué no pone que ambos (el policía y el ultra) eran franceses?

Estos del ABC son un tanto racistas. O eso parece, al menos.

Janis Karpinski, una ex-generala de brigada yanqui



--""Rumsfeld (ex secretario de Defensa de Estados Unidos) autorizó las torturas"", declaró la que fue generala de brigada yanqui en Irak y responsable en la cárcel de Abú Ghraib donde se realizaron inenarrables torturas a los patriotas iraquíes.


Si el jefe autorizaba las torturas, yo... o me tapé los oídos, o las narices, o miré para otra parte, o las consentí, o... Así que pedirle cuentas a él como torturador intelectual. Yo era, simplemente, una mandada... Cumplí con mi deber... sin añadir más

Iswe Letu: ¡Ay, Putin, Putin!

-"En la UE también se cometen grandes asesinatos políticos", se defendió Putin ante las acusaciones de haber asesinado al ex espía Alexander Litvinenko.

-'De modo que siendo así... -pensará Putin, y él lo sabe bien ya que fue de la KGB- porque yo cometa otros asesinatos no hay por qué armar tanto revuelo. Total: por un espía más o menos...'

HARUKI MURAKAMI-RYUNOSUKE AKUTAGAWA



Todos hablan muy bien de Haruki Murakami y de su última novela 'Kafka en la orilla'. Tengo que leerla. Por estos elogios y porque no he leído nada de literatura japonesa excepción hecha del libro de relatos 'Las puertas del infierno' que me compré por el exotismo del nombre de su autor Ryunosuke Akutagawa.

Libro que guardo como oro en paño. Su relato 'Las puertas del infierno' del que toma el nombre el libro me dejó tan impresionado que la carne se me puso de gallina. Leedlo, siempre que lo encontréis. Al que yo me refiero era de una edición muy antigua: Luis de Caralt, 1965. Y creo que no ha vuelto reeditarse.

Iswe Letu: Católicos apátridas

"Los padres de la confesión católica proponen una Educación para la Ciudadanía, alternativa"

¿Y dónde queda la Unidad de la Patria Española?

Iswe Letu: El Desprecio de A. Mas



"Mas escenifica un desprecio personal hacia Montilla en el día de su investidura"





Ante esto el cordobés Montilla, como Presidente de la Generalitat (a lo que aspiraba Mas) estará temblando en su Palau, con el apoyo, para mas inri, de ERC e ICV.

Iswe Letu: Obispos... muy muy espirituales



"Los eventuales contactos con ETA deben ceñirse a su desaparición", dicen los obispos españoles de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana en una pastoral muy, pero que muy, espiritual.

CASTILLA y LEÓN: UNA, GRANDE y LIBRE

Sobre el 10º Congreso de Economía de Castilla y León, José Mª González, Coordinador de IU de esa comunidad y responsable del PCE de lo mismo, dice:

-'Echo en falta más implicaciones con Castilla y León'.

¡Coño! ¡Castilla y León! Según este señor debe ser un ente uniforme. Sin relieves. Sin clases. Castilla y León: todo un mar sin oleaje: ni obreros, ni campesinos, ni empresarios... ni explotadores, ni explotados: la nueva versión falangista del PCE: ¡Castilla y León, una, grande y libre!

Iswe Letu: Preguntando a la prensa

Los manifestantes de Oaxaca (Uajaca para los oriundos) se enfrentan a la policía

¿No será la policía la que se enfrenta a los manifestantes?

______________________________
Dinamita para Marbella, reza un titular.

¿Sólo para ella?

______________________________
Hospitalizado el preso etarra De Juana Chaos

Y el periódico ilustra la noticia con una foto de un sonriente etarra. ¿No encontraron otra foto?

______________________________
Los 'guerristas' del PSM aparcan sus diferencias con el PSOE

¿Con cuánto les han untado?

______________________________
Fenicia llegó hasta Madrid

¿Tan arriba subieron?... Sería atraídos por la Alianza de Civilizaciones.

______________________________
El Gobierno pide el máximo consenso sobre la ley de la Memoria Histórica

¿Todos unidos... vencedores y vencidos?

______________________________
Detienen a un guardia civil por golpear a su pareja

¿Sólo le ha golpeado a ella?

lunes, 27 de noviembre de 2006

Iswe Letu: Ensueño esperanzado


Desenlace


... y apareció lo que anhelábamos... apareció de improviso envuelto en sirenas, en salvas, en silbidos, en cánticos... con invitaciones, con convocatorias, con llamadas, con saludos...

... y las banderas, estandartes, confalones, pendones, oriflamas... tremolaban, flameaban, ondeaban en los ojos y en el viento y en la tierra y en el cielo...

... y sin decirnos nada y de común acuerdo desaparecimos todos --todos: vosotros y yo-- de las ventanas y corrimos escaleras abajo para abrir puertas y cancelas y salir al aire renovado...

... se oía un resonar de pasos que aumentaba por momentos... toques de clarines de ilusión... o golpes de esperanzados remeros, avanzando hacia una luz que se veía ya en el horizonte... hacia la aurora...


Y me desperté de un salto y... y no era nada mas que un sueño...


4. Epílogo


Nos lanzamos al mar de las palabras,


como si estas no fueran más que viento,


y, claro, ofendidas, nos ahogaron, huyendo.


René Philombé: Rotura

Rotura

Para una antología contra el racismo

"Me traerás asilo
consciente de los tormentos de la noche
"
Joseph Miezán Boñini

Llamé a tu puerta,
palpé tu corazón,
para obtener un lecho
y disfrutar del fuego
¿por qué rechazarme?
Ábreme, hermano mío.


René Philombé

Iswe Letu: ¡Evohé!

Sobre el día oscuro
se ha posado el sonrojo del alba,
¡evohé!

Iswe Letu: La Verdad del Zigzag

El vehículo, con sus faros, alumbra la señal que, en zig zag, nos advierte, premeditadamente, sobre la solemne estupidez que, en circunstancias determinadas, es de encaminarse rectamente.

En la carretera, un rótulo en zigzag, nos manifiesta que, a veces, muchas veces, caminar rectamente, es arriesgado, peligroso, ... pudiéndonos ir la vida en ello.

Iswe Letu: Abierto y cerrado

Una ventana cerrada
puede ser
muy desoladora.

Y una abierta
puede serlo
aún más.

Iswe Letu: El Miedo

El Miedo
tiene una entelequia
huidiza.

El Miedo
tiene un cuerpo concreto:
el Cobarde.

Iswe Letu: Por decir algo

"Querer es poder",

dijo el caracol al galgo;

por decir algo.

Iswe Letu: El Florero

A pesar de las apariencias
el florero no es amigo de las flores

Iswe Letu: Algo más

En la arcilla
el artista
no solo trabaja la idea.

Iswe Letu: El de siempre

"Yo soy el de siempre",
dijo y tal vez mintió
sin darse cuenta.

Iswe Letu: Dos que tal baila

Es inútil hablar
pensó el mudo.

Y el conformista dijo:
es inútil protestar.

Iswe Letu: Los vientos

"Los vientos y tormentas de la lucha" nos sucedieron...

mas en el cuadrado del papel, que en el cuadrilátero

Iswe Letu: Huir

Aquel que ante un solo gesto huyó,

al corazón no llegó sino al caparazón.

Iswe Letu: El Tic Tac

El tictac del reloj

está hecho

de sonoras carcajadas.

Iswe Letu: La Nostalgia

La Nostalgia

es la gran sembradora de culturas.

Y la gran destructora también.

Iswe Letu: El Futuro

El Futuro: muy oscuro,

cantaba Antonio Molina.

Iswe Letu: Homenaje a la madre

En la monotonía de los días que pasan,

el fuelle, en las manos callosas de la anciana,

es telar de recuerdos siempre vivos,

es baúl de ilusiones no logradas.

¡Cuanta lágrima vertida! ¡Cuanta tristeza enterrada!.

Iswe Letu: Canta la muerte

En la pingorota de la existencia,

la muerte, compañera inseparable,

canta, desenvolviendo el confalón,

para desesperación del oropel.

Iswe Letu: Al venero

Al venero llegó.

Del agua bebió.

Ni agua acarreó

ni a casa retornó.

Iswe Letu: Circunvenir

¿Quien que circunviene
con bajez, cintazo y clavel
a la hermosa sobreflor?

Felipe "El Corrompedor".

Iswe Letu: Juramento

Lo juro en este momento:

si vuelve a tocarme un sapo

o lo espanzurro y lo mato

o reviento allí en el acto

Iswe Letu: MIERDA



Mierda

Opulenta;

Nimiedad

Alambicada y

Resurrecta.

¡Que

Unte

Indicativo!

Arrasará el porvenir...

¡si puede!


Iswe Letu: Llaman

llaman a mi puerta
y espero yo al amor:

siniestro aldabonazo
me rasga el corazón

José Mª Amigo Zamorano: Trastumbar la pendiente



Trastumbar la pendiente,

La tarde antes de dejar su pueblo, rumbo a no se sabe donde, recogió los barruecos que guardaba celosamente, dirigiéndose hacia la poza, ese lugar recóndito que había arropado sus anhelos día tras día.

El sol animaba su decisión de partir; y el aire también; envolviendo el atardecer con una brisa agradable. La arena del camino se puso suave para besar sus pies. Las voces, provenientes de las eras, amortiguadas por la distancia, llegaban acariciándolo. Los motores le saludaban entregando su energía a las feraces huertas que, de vez en cuando, surgían como oasis en el yermo del llano.

Un olor a humedad le salió al paso al par que el vecino, que regaba su huerta, levantó la mano:

-- ¡Ale! -- dijo, tras quitarse la gorra y enjugar el sudor de la frente con el reverso de su mano.

Trastumbar la suave pendiente, un sendero se abre a la izquierda, flanqueado de juncos y hierbas altas; seguía el curso de un arroyuelo, donde los cangrejos bailaban con sus pinzas al aire y los cocodrilos les animaban dando palmadas, al tiempo que enseñaban, risueños, sus dientes rugiendo divertidos.

Se internó entre la maleza del sendero; y las sombras de los chopos, álamos y negrillos, se inclinaban hasta besar la tierra ante los pasos del futuro emigrante, cuya meta estaba ya muy cercana.

Unos metros mas arriba el sendero se estrechaba empinándose; el terreno comenzaba a ser irregular, alfombrado de piedras que había que salvar agarrándose a ellas con las manos; allá, en lo alto, los árboles circundaban la poza, de agua limpia y fresca, alimentada por la fuente que surgía de entre las peñas; el silencio solo era violado por el cántico de los pájaros.

Llegado a ella, bebió agua de la fuente, azolvó su caz con los barruecos que, tan celosamente, había guardado hasta ese momento, resuelto a retornar; y no pasando mucho tiempo.

Se sentó a la sombra de uno de los árboles. ¡Qué a gusto se encontraba!

Contempló la charca hallándola como desconocida: como si la hubiera visto por primera vez.

Se vio reflejado en ella, como en un espejo: estaba como muerta; lo que nunca le había ocurrido.

Comprendió que, al haber cegado el cauce nutricio, había cortado de raíz su pervivencia, su perenne movimiento, y por tanto el bullicioso fluir de la vida a su alrededor; no había calibrado la trascendencia, en toda su amplitud ecológica, de la simbólica ofrenda a la tierra que había llevado a cabo.

Se acercó al caz. Hurgó en él con el objetivo de corregir el error cometido y conseguir así la permanencia en el tiempo como poza mediante el paso continuado del agua, aunque tan solo fuera un hilillo.

No quedó muy conforme con su labor, al salir mas agua de la que deseaba; no obstante lo dio por bueno embriagado por el cantarino rumor del agua sobre el agua.

Otra vez el agua corría: otra vez el mundo se movía.

Sin poderlo resistir se desnudó para darse un chapuzón, el último chapuzón; ¡bueno!... último antes de emigrar, luego, cuando volviera, que volvería, ya lo haría muchas mas veces.

Se lanzó a la poza donde tantas veces se había bañado desde que, siendo niño, se escapaba entre mediodía, después de comer, huyendo de la odiada siesta; escapada que, casi siempre, con otros amigos, planeaban por las mañanas.

Huida que, todo hay que declararlo, no siempre era coronada con éxito, ya que, a veces, muchas veces, en el momento que salía de la cama le sorprendían sus padres, obligándole a volver a ella llorando.

Allí se había iniciado en "las cosas de la vida". "Las cosas de la vida" era un modo de decir, dando un rodeo, para no aludir directamente al sexo: el pene, los testículos, la masturbación, etc., etc.; y que entre ellos no los denominaban así, sino la picha, los huevos... Más tarde comprendería que, rodeo o no, eran sin duda "las cosas de la vida" y que sin ellas, ésta, no seguiría fluyendo como el agua.

-- ¡Qué tiempos! -- pensó para él.

Braceó con energía en la charca, como para eliminar esos pensamientos, esos malos pensamientos, que le estaban carcomiendo la moral.

Al pasar nadando frente al caz, obstruido con los barruecos, éste se desatascó, viniendo sobre él, que nadaba placenteramente, una tromba de agua, un tanto violenta por el agua retenida, y que, debido a la altura desde donde caía, le incrustó los barruecos en la cabeza dejándole sin sentido.

El agua lo ocultó, entrañablemente, como solo una madre sabe hacerlo, llevándolo hasta su fondo.

Allí se quedó, para siempre, sólo, soñando con otras tierras mas propicias.

MORALEJA:

Sueño del héroe emigrado:
caz con barruecos azolvado.


José Mª Amigo Zamorano: EL VIEJO QUE TENÍA EL ALMA JOVEN



Calidad de vida

1) cuerda

Tomó el desayuno en la cafetería que tenía frente al hospital y salió a la calle.

Eran la nueve de la mañana. La ciudad despertaba de su letargo y se le iba el sudor de la noche por las cañerías y otro sudor aún mas pegajoso venía ya acercándose a los poros: Se barruntaba un día infernal.

Pero a esa hora, en que las calles estaban recién mojadas y los jardines lucían su riego matinal, él se sentía un hombre nuevo.

A pesar de su bienestar sabía que sus reflejos habían perdido velocidad: llevaba unos días ingresado en el hospital y se abandonó un poco.

Se dio cuenta de ello fumando, sentado en la taza del water, viéndose las uñas de algunos dedos del pie jincadas en la carne; sus piernas delgadurrias y peludas y sus calzoncillos manchados de semen, orín y mierda. Terminó de fumar el cigarrillo con el propósito de adecentarse inmediatamente.

Y así lo hizo duchándose y cambiándose de ropa.

Estaba en una edad en la que tenía que hacer constantemente, según él, "examen de conciencia y propósito de enmienda"; o de lo contrario caería en el pozo oscuro de la vejez prematura, o en el mas oscuro aún de la muerte prematura.

Por supuesto que no iba a morir, por lo menos de momento; pero le gustaba jugar con las palabras de significación extrema y la muerte era una de ellas; no, evidentemente, no iba a morir de momento eso estaba claro:

-- "Está Ud. como un mozo; puede dar algún paseo por los alrededores; sin excesos, que luego se pagan" - le indicó el doctor.

Sabía que no era un jovenzuelo, pero también sabía que le quedaban suficientes atractivos para encandilar a más de una hembra que se le pusiera por delante.

Ya adecentado, encamina sus pasos al quiosco de la esquina con el fin de comprar la prensa. Para ello tiene que atravesar un paso de cebra, ya que, el puesto de periódicos y revistas, está del otro lado de la acera. No bien iniciaba la travesía oye el chirrido de un frenazo y alguien desde un coche le grita: "¡Imbécil, mira por donde vas!"; inicia un corte de mangas que interrumpe enseguida por su inutilidad: el coche arranca veloz de inmediato.

2) soga

Reconoce que se había distraído un poco pensando en las hembras.

Y quién no: solo los ambiguos, esos que ahora llamaban homosexuales; ¡homosexuales!, le dio gracia la palabreja al considerar que el vocablo escondía a la palabra más antigua, la que todo el mundo conocía: "¡maricones! ¡mariconazos!", subraya; no, en eso él no podía ser moderno; y no podía serlo porque nunca ha comulgado con la hipocresía: si uno es maricón, es maricón y punto, "¿o no?"...

-- Perdón señor ¿me decía algo?


-- ¿Qué? ... O no, no, disculpe. Deme el diario.

Y se da la vuelta, avergonzado, pensando que tal vez ha estado hablando solo por la calle. Si así fuera no se lo perdonaría nunca. ¡Qué vergüenza! ¡Qué eso lo hiciera un viejo o un tarado, se le podía perdonar!

¡Y se le perdonaba!

Y es que la Humanidad, el Hombre -- quería recalcar lo de Hombre; sin que con eso se quieran sacar conclusiones machistas: él no era de esos machistas; era un macho, eso sí, ¡y muy macho!, de eso no cabía la menor duda; si usaba Hombre era en razón del uso tradicional referente a todos los seres humanos; tampoco en eso podía ser moderno; tampoco en eso podía ser hipócrita; lo sentía: la Humanidad, el Hombre, decía, son comprensivos con una parte de los seres humanos que nacieron con taras congénitas: maricones, locos, pervertidos ...; o perdona las anormalidades que los viejos puedan causar; lo que no perdona son las transgresiones que sus iguales hacen, sin motivo aparente, a las normas establecidas; un ejemplo claro: el automovilista que le insultó por su distracción y con razón. Una razón relativa, claro: él -- el automovilista -- no podía saber, no sabía, que había estado varios días en el hospital, deshidratado y con suero intravenoso; y las enfermedades queman, ¡vaya si queman! que se lo digan a él que había perdido una cierta velocidad de movimiento, de reflejos, de fuerza...

3) nudo corredizo

Tropieza en el bordillo y se tambalea. Sin duda hubiera caído y dado con sus huesos en tierra a no ser por una dama que lo sostuvo.

Se indigna consigo mismo y comienza a patalear de rabia.

-- Tranquilícese usted y no se enfade; eso le ocurre a cualquiera.


-- Señora, es que me encorajina mi torpeza. Ya sé que las enfermedades debilitan, pero, que a mi edad me ocurra esto, es para cabrear al mas tranquilo.


-- Bueno, bueno: ande y vaya con cuidado.


-- Lo haré pero es que parece mentira, ¡coño! ...


-- Ale, ale; ya se ve, ya se ve; está usted muy bien para su edad.

Piensa que su interlocutora le debe echar más años de los que tiene; en el espejo vio, cuando se adecentaba, la palidez del rostro y las arrugas pronunciadísimas.

Y con todo y con eso la señora le ha dicho que está muy bien.

-- "Y ella también. ¡Caray con la señora! ¡Qué pechera tan hermosa tenía!".

Suspira y regresa poco a poco al hospital que se veía a doscientos metros.

El hospital era una casa de dos plantas que destacaba de las construcciones que lo rodeaban - modernas, de ladrillo rojo de cara vista y mucho mas altas - por el tipo de materiales utilizados en su edificación como las piedras y el granito, por la pintura en algunas zonas del exterior de un amarillo pálido y por estar circundada de jardines y árboles frutales y rodeada por una tapia. La entrada, que daba acceso a la finca, tenía a la izquierda un escudo de cemento con el águila imperial, reliquia de la dictadura franquista. Para llegar a la puerta del vestíbulo, donde estaba la portería, había que atravesar un jardincillo cruzado por dos senderos semicirculares contrapuestos que bordeaban setos bien recortados pero ya un tanto entrados en años; en medio del circulo el busto de un hombre, es de suponer ilustre, mostraba señales claras del paso del tiempo sin que el esculpido personaje, ensimismado como estaba, se diera cuenta de ello.

Por esos senderos entraban y salían hombres y mujeres con un denominador común: todos caminaban con desgana, como cansados de vivir.

Por allí salió él y por allí entraría dentro de poco: ciento cincuenta metros de acera y cincuenta entre paso de peatones y sendero hasta el portalón de entrada y ya estaba otra vez en el recinto hospitalario. Y otra vez a oler ese insoportable olor a desinfectante, insecticida, detergente o... ¡sabe dios que potingues!. Pero pronto saldría.

4) ahorcamiento

Se cuidaría mucho de confiar demasiado en sus fuerzas; la enfermedad le había dado pruebas sobradas de que aún no podía brincar como un potrillo.

Al llegar a ese punto se felicitó de que su mente comenzara a dar muestras de buen funcionamiento: acababa de unir hechos y sacar conclusiones del primer paseo por las cercanías del hospital: A) estaba aún débil; B) comenzaba a recuperarse.

La conclusión primera, (A), surgió de sus tropiezos y despistes; la segunda, (B), a causa del renacimiento del macho, desaparecido, durante días, entre las paredes hospitalarias, entre esos vejestorios en fase terminal; pero... se había conmovido solo de pensar en las hembras... ¡Dios y qué hermosas que estaban!; sin ir mas lejos la que acababa de recibirlo en sus brazos o ....

O la que veía caminar frente a él por uno de esos senderos semicirculares: joven, de mirada tímida, que por los pasillos del hospital le había sonreído varias veces; estaba claro, para él, que quería guerra; aunque, lo reconocía, él no hubiera podido enarbolar el fusil: a partir de ahora ya sería harina de otro costal.

Se dispuso a atravesar la calzada por el paso de cebra.

Mira a la derecha: a lo lejos, se veían venir algunos automóviles. Luego a la izquierda: nada.

Adelanta un pie y avanza, lentamente, erguida la cabeza e hinchado el pecho.

La joven lo mira y él muy digno desvía la vista a ambos lados: un coche se le acerca.

Aviva el paso. A un tiempo oye gritos de gente y pitidos de coche casi desesperados.

Un vehículo le pasa rozando.

El cerebro, a pleno rendimiento, aprovecha la confusión para ordenar un traspiés y abrazarse a la joven.

-- ¡Viejo de mierda! -escupe la moza y se lo quita de encima.

La exclamación, "¡Viejo de mierda¡" "¡Viejo de mierda!", suena y resuena en su oído como si hubiera chocado en alguna pared haciendo eco y multiplicándola.

-- Viejo ¿por qué? ... Eso lo puede decir el escritor Eusebio García Luengo con ochenta y nueve años con los orgullo; pero yo que no he llegado a los ochenta... ¿por qué viejo?.

Mira hacia atrás: la joven se aleja indiferente por la acera.

-- ¡Bah!, ¡Qué entenderá una burra cuando es día de fiesta! -se dice- Lo que tengo que hacer otra vez después de tomar el desayuno es ...

Una monja le sale al encuentro.

-- Pero... no le había dicho el doctor que podía dar una vuelta por el jardín como todos los del psiquiátrico. ¿Por qué ha salido fuera?

Como no quiere discutir con ella -sería inútil- inicia un corte de mangas y casi sin mirarla se adentra en...


sábado, 25 de noviembre de 2006

TALANDO que es GERUNDIO casi 5.000 PINOS







FUE EN LAS NAVAS DEL MARQUÉS. A PESAR DE LA SENTENCIA DE UN JUEZ. QUERÍAN CONSTRUIR 1.600 CHALETS. 4 CAMPOS DE GOLF. 2 HOTELES. ESO APROBADO POR LA JUNTA DE CASTILLA Y LEON EN CONTRA DE SUS PROPIAS NORMAS. DE MOMENTO NO HAN PODIDO. ESO SI EL ALCALDE SE LE HA VISTO SUBIR COMO LA ESPUMA: CASAS, COCHES, NEGOCIOS... AHORA PUEDE IR A LA CARCEL ¡POR LISTO! PARA LOS QUE NO HAYAN VISITADO LA PÁGINA WEB DE 'CENTAUREA' UNAS FOTOS DE LA TALA NO LES VENDRÁ MAL. ¡5.000 PINOS EN DOS DÍAS! ¡NO ESTÁ NADA MAL EL RITMO DE LAS MÁQUINAS! EL AVANCE DE LA TÉCNICA ESO SI ES LO MARAVILLOSO DE TODO ESTE SUCIO NEGOCIO

viernes, 24 de noviembre de 2006

Iswe Letu: Desprecio al Monarca




Desprecio al monarca

--Nadie desprecia a un monarca, aunque no haya sido elegido por nadie, diciéndole cuatro verdades -eso dijo, en voz muy baja, el Padre de los Secretos; y continuó repitiendo el mismo concepto por si no lo había comprendido:

--"Ahora te enseño la diferencia, para siempre; y agrego a tu arpa esta brillante cuerda": nadie desprecia a los reyes y le dice cuatro verdades... por ahora.


De pie, en la violenta calle, el Hombre Joven Generoso, singular y soberbio, armado, sin más, de una justa iracundia y primero en la palabra, se burló del Padre de los Secretos.


--¿No tengo acaso un ejército de ñames venenosos e hirsutos arbustos de espinas para protegerme? -replicó a voz en grito.

Pero... ya tiene la espalda que muere en la calle en una línea recta.

Y varios se lo habían advertido:

--Por muy cargado de razón que uno esté, nadie desprecia a un monarca, diciéndole las cuatro verdades...


--Ni se mete un escorpión en la boca sin antes poner la lengua a buen recaudo...

--El poderoso cocodrilo no se atreve a medirse en la sabana con el búfalo, aunque tenga el derecho, todo el derecho, a gruñir libremente: se queda esperando, pacientemente, a la vera del río: ya vendrá a beber y...

Pero él ya tiene la espalda que muere en la calle en línea recta.


Iswe Letu: ROSTRO DE MÁSCARA

Rostro de máscara

--Rostro de máscara cerrado a lo efímero, me abriste tu boca eterna, donde las palabras, claras y limpias, me sirvieron para descubrir las cuchillas del Respeto y la Tolerancia.

--Me abriste tu ojos para bañarme en la transparencia de tu camino rectilíneo que, como un proyectil, ha mirado siempre hacia adelante: hacia su objetivo.

--Indicándome que cincelara en los seres humillados, por encima de todos los cuentos, la dureza dolorida de siglos de opresión.


--Cuando asome el día del castigo, máscara, rostro cerrado a lo efímero, no aparecerá en nosotros ni una lágrima: estaremos vacíos de amor para ayudar a los cobardes.

Iswe Letu: Una Copa de Rosa

Haz de besos

--"Le llevó el haz de besos rehusados por sus labios" -dijo muy metafóricamente.

--Como quien se desprende de algo sucio, viejo e inservible... -siguió explicando con una comparación muy expresiva.

--Pero en una copa de rosa, recién lavada... -aquí se paró un poco.

--En un recipiente, aunque antiguo, de nuevo cuño y original... --bebió un trago de vino mientras observaba a sus oyentes.


--¡¿Cual?! -fue la pregunta, quizás provocada por él, que surgió de todas las bocas.

--Su vagina -contestó sin vacilar.

--Y... ¿quién es?

--¡Qué pregunta mas indiscreta e impertinente!


Iswe Letu: OJOJÓ, PADRE DE LA RISA

-¡Ay, Felisa... con el padre de la risa!

--¿Dices que Ojojó, el Padre de la Risa, se rió?...

--Es que... verás... Eshú probó... en muchos sitios... lechos donde dormir; y... por fin... dicen... Eshú durmió... en una nuez.

--¡Dios!... ¡Qué tío!... ¡Con lo grande que es!

--¡Claro!: es un dios

--¡Ah, claro! Y...

--Y Ojojó, Padre de la Risa, miró a Eshú y no pudo retener la carcajada.


Iswe Letu: Con el Niño Iraquí Ensangrentado a sus Pies

El Niño iraquí

--Con el niño ensangrentado a sus pies...

--¿Dónde?

--En el silencio de las rocas sorprendidas...

--Por cierto... a los pies, ¿de quién?

--Del loco, rojo de ira...

--¿Sólo él?...

--Algunos más.

¿Qué hacian?

--Mostraban sus puños al sol, apuntando en dirección al avión que, impune, se alejaba veloz a reacción...

--¡El cabrón del avión?

--¡El avión a reacción!

--¿Podemos hacer algo?

--¡Ay!, nos queda, tan solo, hermanos míos...

--¡Dínoslo!

--Escribir en letras mojadas en lágrimas...

--No nos quedes en ascuas

--La manera de degollar al asesino.

--Eso es como rasgar el papel con mil cuchillos

--Puedes decirlo como quieras. Lo difícil, efectivo, positivo... y quizás, no estoy muy seguro, inhumano, es llevarlo a la práctica.


Iswe Letu: ODIO ESTA CHACHARA UNTUOSA

¡Odio la cháchara, la odio!



--¡Cómo parlan, recristo, cómo parlan!

--"Cristo, odio la cháchara de tus cristianos"

--De verdad, Cristo, ¡parlan como gaviotas!

--Odio la cháchara de tus hipócritas cristianos

--Necesito silencio para hablar contigo mismo

--El rumor silencioso del mar es sordo y ciego

--Y claro, por eso precisamente lo reclamo

--Pero me lo picotean sin cesar tus gaviotas

--¿Vendrán a derramar su rencor en el mar?

--Quizás es un rencor hambriento de carne

--¡Ay, Cristo! ¡Te quieren comer! ¡Serán… !


NERUDA y STALIN



Camarada Stalin, yo estaba junto al mar en la Isla Negra
Descansando de luchas y viajes,
Cuando la noticia de tu muerte llegó como un golpe de océano.
Fue primero el silencio, el estupor de las cosas, y luego llegó del mar una Ola grande.
De algas, metales y hombres, piedras, espuma y
Lágrimas estaba hecha esta ola (...)
... Más tarde el pescador de erizos, el viejo buzo y poeta,
Gonzalito, se acercó a acompañarme bajo la bandera.
"Era más sabio que todos los hombres juntos",
me dijo mirando el mar con sus viejos ojos, con los viejos ojos del pueblo.
... "Pero Malenkov ahora continuará su obra", prosiguió
Levantándose el pobre pescador de chaqueta raída.
Yo lo miré sorprendido pensando: Cómo. Cómo lo sabe?
De dónde, en esta costa solitaria?
Y comprendí que el mar se lo había enseñado

Pablo Neruda

José Mª Amigo Zamorano: 'Neruda: Aguzar el Filo de su Poesía'


Neruda: aguzar el filo de su poesía

José Mª Amigo Zamorano

(tomado de la página Web 'La Fogata', Latinoamérica)



Recordamos a Neruda, con el filo de su poesía bien afilada; no lo recordamos con el puro y aséptico deleite literario sino encarnado en nosotros, cortándonos limpiamente el viento helado de la desesperación que nos invadía en momentos, aquellos, en los que no se vislumbraba apenas un rayo de esperanza. Al leer sus poemas salía de nuestro corazón un rayo rojo. Florecíamos también cada mañana. Lo recordamos ahora, a los cien años de su nacimiento, con la misma frescura, con el mismo corte afilado, recogiendo rebeldías lo mismo que la ideología que lo sostuvo: el socialismo, el marxismo.
El socialismo, anarquismo y sus numerosas variantes surgieron como grandiosas hoces para recoger, en un haz, las rebeldías que se encarnaban en personas solas, desperdigadas, perdidas por ahí, por los vericuetos y caminos del mundo y que se quemaban o gastaban en manoteos casi inútiles, en chispazos apenas perceptibles, terminando por suicidarse o pudrirse lentamente. Y él también recogió esas rebeldías. Y no se nos olvida pues, si bien, esos manoteos, esos chispazos, esos desgraciados suicidios, iban incubando las semillas de la confraternización obrera y campesina, eran, entonces, no siempre, gratamente recibidas, por la autoridad establecida, por la reacción imperante que elevaba a la cúspide, a la pingorota del heroísmo, esas rebeldías solitarias; cortándoles, así, el cordón umbilical que las haría más rápidamente fecundas: la unión con el resto de todos aquellos, (somos nosotros ahora), 'pobres comedores de manzanas'. Cuando morían los rebeldes, independientemente de cómo lo hicieran, si no podían silenciarlos, les cubrían con otro silencio: un fastuoso manto de vocerío, en homenajes por parte de los clubes de la sociedad de su tiempo, cuya misión era: analizarlos, destriparlos, despedazarlos en congresos, en mesas redondas o cuadradas, en debates desde distintos puntos de vista, cribando sus ideas y acciones, hasta dejarlos tan cambiados que nos los conocería... ni la madre que los parió. Luego se les erigía una estatua, o una gran estatua, depende, en la plaza de la urbe, libre de rebabas rebeldes. Y allí quedaban, mostrando su grandioso vacío, su oquedad, por los siglos de los siglos.
Los que mandaban, ellos, (porque hay que utilizar cada vez más este pronombre), trataban de torcer el camino que habían emprendido, y marcado a veces sin querer, estos solitarios de la rebeldía, encauzándolo hacia otros derroteros que conducían a callejones sin salida, a laberintos de desesperación. Neruda, que había sido un rebelde haciendo la guerra por su cuenta y riesgo, vio claro que con esas actitudes no se conmovían, lo más mínimo, los cimientos de la sociedad; seguía sin grietas, dominando el cotarro del mundo; ese mundo donde se apagaban, en unas ocasiones, los chispazos de las rebeldías, a sangre y fuego; y en otras, se las deshacía con el aliento suave de la alabanza hipócrita; esa sociedad dominaba todos los estamentos; y todos los organismos, todas las instituciones, estaban en su poder: desde las más humildes piedras de las alcaldías, hasta los 'mármoles sagrados' de los parlamentos donde 'torcían' los debates, las charlas, hacía 'sus bolsillos'. Agrandándose aún más sus faltriqueras.
Y lo recordamos porque se dio cuenta de que, por ahí, por ese camino, no se llegaba a ninguna parte. Ya hemos dicho más arriba que, él, había sido un rebelde que 'peroraba en la calle desierta'; y cuando ejercía su rebeldía de esa manera el rico, el terrateniente que se cruzaba en su camino, lo saludaba muy amable; para acto seguido, en el club, en el casino, o en el café selecto decir a sus compinches: 'he visto a un valiente charlar en la plaza desierta', '¡qué bien lo hacía!' ¡dejémosle que siga su camino!, 'algún día tenemos que invitarlo'. Y se sentaban a jugar la partida.
Por entonces, dice Neruda, lo llamaban el 'Píndaro celeste'; mas cuando dejó de vocear en el desierto, cuando buscó la 'veta escondida', cuando se hizo 'música callada', violín penetrante y acariciador para sus camaradas; cuando acudió con su palabra a las barriadas miserables, al último rincón de este mundo, a levantar de la tierra al caído, al obrero sin pan, al pampino triste; cuando les animó a luchar por su dignidad, a ligarse íntimamente, a ser una voz más, cada una con su timbre, en el concierto universal de las fuerzas del trabajo proletario, cuando se hizo 'cemento y argamasa con su pueblo', esos mismos que, antes, ayer mismo, lo bautizaban como 'el nuevo Píndaro', exclamaron: '¡duro con él!, ¡a la cárcel!, ¡muera!'.
Lo recordamos ahora que, por doquier, se van a celebrar homenajes, algunos de los cuales intentarán mellar su filo rebelde, revolucionario. Ya hemos visto intentos, tímidos, hace días, pocos, por parte de un connotado derechista; el cual desde su razón, llena de militancia reaccionaria, aromada con la canela más extrema, casi fascista, ha querido enfrentar, elevándolos, sus poemas de amor; para, a continuación, menospreciar otros, ya se supone, más políticos, donde Neruda nos anima a no desesperar, a seguir aunque sea desde el azote de la furia terrestre, desde el rincón de las humillaciones; a levantarnos, porque "saldrá -nos dice- desde tu corazón un rayo rojo, florecerás también una mañana", "no te ha olvidado, no, la primavera".
Nos lo dice a todos nosotros eso que le trasmitió a él cactus de las arenas; y, Neruda, generoso, nos regala el mensaje que recogemos con sumo cuidado, casi con delicadeza, como si de una herramienta única se tratara: 'donde quiera que estemos: en Irak, en Palestina, en Colombia, en Argentina, en Brasil, en Venezuela, en Haití, en España... luchemos desde nuestras pequeñas cosas, desde nuestros pequeños seres y nuestras humildes raíces, cortémosles la hierba a la reacción, hagámosles trampas guerrilleras, quedémosles sin agua, sin comida... sin siquiera apellidos'.
Ese es el mensaje y esa es la moral de sus poemas. No consintamos que nos arrebaten el arma de las manos... de lo contrario no saldrá para nosotros la dulce primavera.

(TOMADO DE 'LA FOGATA', PÁGINA WEB DE LATINOAMERICA)

Iswe Letu: 'Dimbokro Pulo Cóndor'. La Agonía de las Cadenas



por Iswe Letu


‘Dimbokro (*) Pulo Cóndor’ u Once de Marzo de 2004


Así comienza el poema, así despunta mi memoria. ¡Ay, Dimbokro!, recuerdo, con tu nombre, otra masacre como la del 11 de marzo del 2004 en Madrid, cuando iba ‘la ronda de las hienas alrededor de los cementerios’, según verso de David Mandessi Diop (*) en el poema ‘La agonía de las cadenas’ (*).

Los párpados, en los ojos alelados, se alzan para mirar pasar el tiempo. Las agujas del reloj marcan los segundos, inexorables. No se puede parar el tiempo, no se puede parar el tiempo de la sangre. Es ley de vida.


‘la tierra empapada de sangre y los kepis riéndose burlones’


Y, por lo visto, leído u oído en Servia o Chechenia, Palestina o Irak, por ejemplo -son sólo unos pocos ejemplos de actualidad- en serio, pero que muy en serio, no guarda ningún misterio, ¿verdad, tú, Dimbokro-Madrid?


‘y en los caminos las siniestras carretas del encono’


El tiempo pasó y el tiempo llegó cargado de historia a nuestras puertas. África escudriñada y esclavizada. África martirizada y asesinada. África horadada y expoliada. Los que hacen la historia, a su capricho, porque pueden por ahora, han azuzado a unos hombres contra otros, como a perros. Y ahora ¡qué gracia! se sorprenden por sus mordiscos.


‘medito sobre el vietnamita inclinado frente al arrozal’


Pues tendrán que ponerles bozales, atarles las patas al potro de tortura o por el contrario pedirles por favor que escojan bien los blancos. Pero lo que es fuerza moral, en su mirada de civilización occidental, está bajo mínimos: casi no pesa nada su magín. Me avergüenzo de las fechorías realizadas en nombre de dicha civilización y las condeno. Cualquier persona honesta haría lo mismo.


‘en el forzado del Congo hermano del linchado de Atlanta’


Ahora bien, ¿pertenezco, yo, a esa, que llaman, civilización occidental? Bueno, si y no: así de jesuítico: si, porque estoy encerrado en ella como el pájaro en la jaula o el prisionero en la celda de la cárcel. Soy un preso de una tal ‘civilización no sé que más’.


‘reflexiono sobre el caminar macabro del silencio’


No, en cuanto que no comulgo con sus ideales, con sus normas... por lo cual aspiro a la Libertad; quiero romper las cadenas que me tienen aherrojado, como pobre trabajador, a su muro ensangrentado.


‘cuando pasa el ala de acero sobre las risas apenas germinadas’


Como hombre, como habitante del planeta llamado Tierra, anhelo a poder caminar por él limpio de amenazas: cárceles, barreras, fronteras, religiones, intereses crematísticos…


‘Dimbokro Pulo Cóndor’


… tuercen las discusiones, los debates, hacia sus faltriqueras; como hombre ‘pobre comedor de manzanas’, según la expresión de Pablo Neruda; o como un hombre ‘desnudo como los hijos de la mar’, que decía Machado (Don Antonio)… en ambos casos soy libre como el pájaro.


‘ellos creían en las cadenas que asfixian la esperanza’


Y el ‘fautor de mi destino’, tal como le recordaba Luis Vives al eminente, pero cobardica, Don Erasmo, que dicen de Rótterdam; y puedo desligarme de los unos, occidentales y de los otros, orientales y no ser más que un hombre proletario.


‘en las miradas que se apagan bajo el sudor interminable’


Decía que podía desligarme, como hombre proletario, de los unos y de los otros. Nada original, por otra parte, puesto que eso es, precisamente, lo que han hecho muchos, cientos de miles, quizás millones, el 11 de marzo de aquella masacre.


‘sin embargo fue el sol lo que surgió de nuestra voz’


Yo no tengo culpa en el robo de otros pueblos. No he participado en las atroces matanzas cometidas en Sudáfrica, en Argelia, en Somalia, En Nigeria, en Madagascar, en Costa de Marfil… Lo juro, por lo más sagrado: por mis padres, por mis hijos, por mi esposa, por mis hermanos, por mis camaradas y mis amigos.


‘desde las sabanas a las junglas’


No he propiciado, en modo alguno, el asalto a sus riquezas. Por lo que puedo juzgar, y juzgo, el robo cometido, el asesinato perpetrado por el colonialismo y por el imperialismo feroz, a lo largo de la historia; historia de dolor, de sangres y de lágrimas que han traído los lodos de las masacres.


‘nuestras manos apretadas en el abrazo del combate’


Estoy libre de culpa y puedo tirar la primera piedra contra sus cristaleras.


‘enseñan a los que sollozan vislumbres del futuro’


‘Dimbokro Pulo Cóndor // (Madrid, 11 de marzo de 2004) ¿sientes el trajinar de la savia profunda? // es la balada de los muertos // canción que nos llevará a los vergeles de la vida’

__________
* (En 1950 las fuerzas colonialistas cometen la masacre de Dimbokro, Costa de Marfil)
* Del libro ‘Coups de pilon’ (París, ediciones Présence Africaine, 1956 y 1961)
* Este gran poeta nació en Burdeos (Francia) el 9 de julio de 1927, de padre senegalés y madre camerunesa. Era sobrino de Aliún Diop, fundador de la revista Présence Africaine. Murió en accidente de aviación, junto a su esposa, el 25 de agosto de 1960 en las cercanías de Dakar. Su poema más famoso se puede leer en francés y en castellano en este blog inmediatamente mas abajo.

David Mandessi Diop: Literatura con el racismo en 'Le Temps Du Martyre'


DAVID MANDESSI DIOP

OTRO POETA OLVIDADO



Le Temps Du Martyre

a mon cher beau-frère, affectueusement

Le Blanc a tué mon père
Mon père était fier
Le Blanc a violé ma mère
Ma mère était belle
Le Blanc a courbé mon frère sous le soleil des routes
Mon frère était fort
Le Blanc a tourné vers moi
Ses mains rouges de sang
Noir
Et de sa voix de Maître:
"Hé boy, berger, une serviette, de l´eau!"

David Mandessi Diop

("El Blanco mató a mi padre /mi padre era altivo /El Blanco violó a mi madre / mi madre era bella /El Blanco agobió a mi hermano bajo el sol de los caminos /mi hermano era fuerte /El Blanco volvió hacia mi sus manos rojas de sangre /negra /y con su voz de amo: /¡Eh boy, una butaca, una toalla, agua!")

__________
Literatura contra el racismo
*

Iswe Letu: Emboscada


Emboscada

La polilla lúcida de las sinrazones, etérea y clandestina sierra con la que, el duque y la duquesa, quieren mellar la moral de Don Quijote, ha cortado las hojas de barrocas filigranas de donde, veloz, sale huyendo, una miríada de sueños empurpurados de despertares que, al emprender el vuelo al Monte - Sol, se ahoga en el pico de los viejos cernícalos del castillo de los duques. De momento.




Iswe Letu: Hacia el Vado de Agbañiam


--"Amado, Amado, Amado!: tómame entre tus brazos y vayamos presto, sin perder más tiempo, al vado de Agbañiam." -decía anhelante.

--Tómame y vayamos al vado de Agbañiam: allí, estoy segura, serás un buen amante durante la noche; pero que muy bueno durante la noche -añadió medio exigente y zalamera.

--¡Ay, vado de Agbañiam!: mi inconstante corazón tiene las Alas del Amor que, a veces, muchas veces, se quiebran como una tierna calabaza -advierte disculpándose.

--¡Oh, mi vado de Agbañiam!: mi amante...

--¡Qué bueno durante la noche!, ¡muy, muy bueno durante la noche!...

--Pero, ¡ay!, ya llega el alba, ya apunta el día; y mi inconstante corazón, rotas las Alas del Amor, como una débil calabaza, corre, con su fuego abrasador, hacia el Señor de la Sabana, diciéndole:

--"¡Amado, Amado, Amado!: tómame entre tus brazos y vayámonos rápidamente, sin perder un minuto, al vado de Agbañiam." -decía, deseosa, entre inflexible y suplicante.

Algunos de sus amantes lloran y otros, aun con lágrimas en los ojos, se ponen en camino armados de cuchillos hacia el Vado de Agbañiam...


jueves, 23 de noviembre de 2006

Bagdad tras sangrienta jornada con saldo de 152 muertos y 236 heridos



Los EEUU no habrán hecho la paz ni reconstruido Irak pero han incubado la desunión entre el pueblo: por un la lado los suníes y por otro los chiíes. El balance es de más de 600.000 muertos en estos tres años. Ya están sabiendo lo que es la democracia y la libertad occidentales: sangre y más sangre. Pero esto ya lo han sufrido en carne propia cuando la descolonización muchos pueblos de Africa, por ejemplo. Siguiendo el dicho de divide y vencerás: armaban y enfrentaban a distisntas tribus para seguir dominándolas.

OTAWA RECONOCERÁ A QUEBEC COMO NACIÓN ( Noticia de 'El Mundo' pensando en España)

(Cambiemos de tema olvidando a Omar Kayyham y el tema de la vida transitoria volviendo a la Realidad Política)

Desde que De Gaulle gritó aquello de 'Viva Quebec Libre' tiene muy inquieto al nacional-españolismo, es decir a los fachas. Hoy recoge el peródico citado que el primer ministro canadiense, un tal Harper, conservador para más señas, va a presentar una propuesta ante su parlamento para que responda ante el debate continuo de si la provincia autónoma de Quebec es o no una nación, cuya respuesta, para él, es sencilla: 'la respuesta es que sí'. La reforma que el parlamento apruebe sería bajo estas palabras:

- 'Los hombre y mujeres de Quebec forman una nación dentro de un Canadá unido', subraya el diario 'El Mundo', tranquilizándose de paso pues ya veía a 'su' España desaparecida.

-El Bloque Quebequés (¿Herri Batasuna?) --indica-- reivindica el término 'nación' pero sin aludir a sus vínculos con Canadá (¿abertzales con España?) ¡A la cárcel con todos ellos! ¡Por malos!

Los líderes independentistas insisten (¿como los independentistas vascos?) en que no es el Parlamento, sino los ciudadanos quien deben decidir.

Lo que propone el Harper pone en difícil tesitura a los canadistas (¿españolistas?) pues si votan que refuerzan al Bloque (¿Batasuna?) y si votan que no radicalizan al Bloque (idem)

En fin, la propuesta de 'nación unida al Canadá --resalta 'El Mundo'-- consigue evitar que Quebec ¿'Euskadi'? sea reconocida en el exterior como país independiente.

Ya podemos seguir hablando de las esencias patrias... De lo contrario tendríamos que levantar otro tinglado ideológico, ajeno a nuestros orígenes franquistas y seríamos derrotados como PP en todos los rincones de la otra España... ¡La debacle!

De todas formas... ¡que no aparezca por aquí ningún conservador al estilo de este canadiense, lo echaremos a gorrazos! Hubo uno, lo hay todavía porque no ha muerto, apellidado Rodríquez de Miñón pero lo hemos, como quien dice, 'mandao a freir monas'. Y ahora, por pintar, pinta poco. Y así seguiremos engordando mientras exista el problema nacional (Eta-Batasuna) vasco. El catalán ya nos ha dado oxígeno durante un tiempo. El gallego podemos atizarlo cuando nos vaya mal en las encuestas. Lo importante es lo importante: España Una, Grande y Libre para que nos luzca el pelo y... ¡Arriba España!... porque como se nos caiga...

miércoles, 22 de noviembre de 2006

Pepe Bergamín: Un Señuelo Republicano




Señuelo republicano


Los carrillistas, los carrillistas
se quieren legalizar
porque no tienen, porque le faltan
cojones para luchar.


(José Bergamín en la revista Sábado Gráfico)


Hace unos días ojee, un momento, el órgano del Partido Comunista de España (PCE) quien, como antaño, lleva por rótulo 'Mundo Obrero'. Hacía tiempo que no tenía uno entre mis manos. Ni falta que me hacía. Tiene un elemento nuevo, creo recordar, entre las palabras mundo y obrero: una bandera republicana. ¡Tiene cojones!... después de haber aprobado la Monarquía, después de haber cambiado la bandera republicana por la monárquica, después de esa vergonzosa transición, transición suena a traición... después del pasteleo, como se ven en la cuneta, están buscando votos desesperadamente... Me acordé de un comentario que hacía un internauta, en una página web, debido a la adhesión de este partido a una manifestación por la III República:

--"Después de su traición... ahora nos vienen con estas... ¡qué jeta, se apuntan a todas las movidas!".

Pero lo malo, para él, para el tal PCE, es que nada se va sin dejar huella. Creo que podía terminar con remedo de grito, como en las manifestaciones antifascistas: ¡PCE, carotas, nosotros no olvidamos!

José Mª Amigo Zamorano: El Turbio


El Turbio

Titula Umbral 'Memoria Histórica' un articulo en el diario 'El Mundo'. Comenta dos libros: uno de derechas, escrito por dos periodistas muy amigos suyos; otro de izquierdas, escrito por un gran crítico, supongo que también amigo suyo. Él se pone en el centro, ni de izquierdas ni de derechas. Mas bien de derechas, parece; aunque por otra parte no lo parece.

En fin, 'un personaje muy turbio' lo clasificaba el escritor Eusebio García Luengo. Y lo conocía bien.

Pues eso, turbio, muy turbio.


Iswe Letu: Callage africano


Pinturas de Sawadogo
COLLAGE AGISYMBO

(Con versos de Aimé Césaire, Bernard Binlín Dadié,
Jean-Baptiste Tati Loutard y anónimos africanos)

Llegará, si no ha llegado aun, el momento favorable, dentro de esta tornadiza obscuridad, en que la emboscada silenciosa, desencadenará su injusto cometido.

Pero, quizás... soñemos: en esa hora de las quiebras tramposas, bien alimentado de infantes ocultos y de hermosos ensueños de tierra, existe nuestro sonoro pájaro de clarinete.

Ese pájaro, que dice que no nos entreguemos, añade, iracundo, a los vientos:

--¡Yo tampoco quiero ser el mensajero de los granos de perfume donde se recapitula y celebra el martirio de los brotes desarmados!

--¡Oh, si si, Chimborazo violento, toma por los pelos la cabeza del sol!: las balas trazadoras, ya lo sabes, aun decapitan las rosas en las mañanas de ensueño.

No todos los colibríes, ni todos los espejismos pueden resonar a olvido adormecido.

Si yo le dijese al manantial esto que ahora os voy a decir a vosotros brotaría con más fuerza emocionado:

--¿Qué es la pura hermosura sino ese peso completo de amenazas -balas trazadoras aun decapitan las rosas en las mañanas de ensueño- que embelesa e induce a la impotencia el batir indefenso de un párpado?...

Mejor sería adorar a la muerte abandonando nuestros dioses. Cuando, esta, destruye, descuartiza, asesina o mata, a las gentes... ¿qué están haciendo esos fantasmas?

Buena pregunta para este momento propicio en que, limpiada de sabandijas y parásitos, toda palabra es hermosa pero efímera, porque...

--¿Qué es la pura belleza sino la carga completa de amenazas que fascina y seduce a la impotencia el batir desarmado de un párpado?

De modo que arrancaremos enfurecidos esas máscaras a los mentirosos dioses que la vida ha inventado y luego las coronaremos para siempre con hermosos ensueños y sonrisas.

Crepitarán las misteriosas ternuras situadas en el corazón mismo de las palabras verdaderas con hermosas cabelleras de meteoros.

¡Ah!, habléis dicho hermosa cabellera: La más gallarda, la que es un chorro de sangre.

--¿Qué es por lo tanto la hermosura sino el letrero rasgado de una sonrisa sobre la cancela cobarde de un rostro?

Llegará, si no ha llegado aún, ese momento propicio en que, en las penumbras movedizas, silenciosamente, la deshonrosa emboscada, estrenará con celeridad su infame y feroz cometido:

Cercada en el corazón de esta tierra se liberará una miríada de sueños teñidos de despertares que, al emprender el vuelo al Monte - Sol, se ahogará, como siempre, entre risas, en el pico de las viejos cernícalos del conde cervantino.

Pero, quizás... soñemos: a la hora de las quiebras fraudulentas, nutrido de infantes ocultos y de hermosos ensueños de tierra, existirá nuestro alado clarinete.

Ese pájaro dirá que no nos entreguemos gritando entusiasmado:

--¡Oh, si, si, Chimborazo violento!: toma por los pelos la cabeza del Sol que las balas trazadoras aun decapitan las rosas en las mañanas de ensueño.